miércoles, 9 de noviembre de 2011

Senoixelfer ne asorp

Miro a mis manos y dedos. Tengo ganas de que escriban y llenen algún verso. Porque estoy seco de ellos, árido. Antes solía tomar notas en una pequeña agenda de teléfonos. Tenía renglones que  me ayudaban a mantenerme recto en la escritura. A veces lo pienso, debería volver a llevarla. No esa misma, pero sí otra. Simplemente para anotar ideas o un sentimiento que lo mereciese... Necesito plumas y ganas para volar. Anotado. Eres un mar sin sal que ahoga sus olas. Anotado. Luego terminaban siendo tan extrañas y ajenas unas de otras que era incapaz de darles sentido. Puedo respirar tus formas y sin embargo mastico piedras. Anotado, por qué no. Cierto es, que muchas de ellas eran el detonante para un verso que daba lugar a un poema. Pero básicamente servían para evocar el momento del pensamiento, como una manera de recordar el día, el instante. Luz de estrella ciega, desprendida de toda energía, estática en el espacio. Anotado casi a oscuras. La gran razón de todo aquello no era otra cosa que tener algo decente que hatentar los jueves. Recuerdo algún miércoles desesperado, estrujándola, escudriñando algo escrito en ella que pudiese servir. Cuando acabaron los hatentados, acabó la agenda, perdida. Espero que en un espacio, sin tiempo. O en algún cajón. Esperándome ella a mí, para volver a recordar. Como hace poco hemos vuelto a las handadas, aunque ahora sin prisa por hatentar, echo de menos llevar algo así. Aunque solo sirva para lo que servía la otra. La verdad es que estoy seco de ideas, igual me he secado por dentro. O tal vez, ahogado en malas como el mar sin sal que ahoga sus olas. Ahora continúo igual, miro a mis manos y dedos. Tengo ganas de que escriban y llenen algún verso. Pero ya

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