La partida
¡No!
Este barco no puede
echarse a la mar ahora.
¡Aun no!
Y si hoy
comienzan a secarse mis labios
y a caducar mi piel,
y si hoy
mis ojos dejan de mirar
las palabras que deja la tarde en mi ventana
si hoy
la noche se cierra, más que nunca,
sobre los pasos de mi alma...
Entonces no habrá merecido la pena,
habré sido viento tempranero
que no llamó a ninguna puerta,
ni llevo ningún aroma de infancia,
y que jamás llevo hojas secas
por los parques de este enero...
cuando, en realidad,
tengo tantas miradas que verter,
tantas palabra por tocar,
y tantos amores por decir.
K. Balkintar
No hay comentarios:
Publicar un comentario